Jorge Di Cicca, un Titán del Ring

Cuenta Wikipedia que los orígenes del catch se remontan a Gran Bretaña durante el siglo XIX, nacido a partir de entrenamientos circenses como una simple prueba de fuerza. Pero su semilla original es la lucha grecorromana, que a su vez llega al mundo moderno inspirada en las contiendas características que, como el nombre lo indica, tuvieron lugar en la antigua Grecia y en Roma.

En Argentina puntualmente el deporte comienza a practicarse en la década de 1930, aunque deberían pasar 30 años más para que comenzase a gestarse ese tremendo éxito que alcanzó muy poco tiempo después. Dicho éxito llegó gracias a su máximo exponente: el gran Martín Karadagian, creador de Titanes en el Ring. Esa troupe de inolvidables luchadores la componían entre otros El Caballero Rojo, El Payaso Pepino, La Momia, Ulises el Griego, El Hombre Vegetal, El Leopardo, El Gitano Ivanoff y Tufic Memet. La lista completa es enorme. Pero lo que muchos no saben es que un buen número de personajes fueron interpretados por la misma persona: Jorge Di Cicca. Tuvimos el honor de poder charlar con el y adentrarnos de esa manera en el recuerdo de esa imborrable experiencia.


¿Cómo y cuándo comenzó tu pasión por el catch?

Fue a los 6 años.

Por esos entonces vivía con mi familia en un conventillo del barrio de La Boca. A pesar de que no nos sobraba el dinero, de esa época guardo un hermoso recuerdo por la educación y valores que me inculcaron y por la gente que conocí.

Mi hermano, que tenía 18, ya hacía lucha grecorromana y me lleva a hacer deporte. Competí categoría de infantiles, en Boca Juniors. Ambos fuimos campeones argentinos; yo por 10 años consecutivos. Y después, panamericano.

¿Cómo llegaste a Titanes?

Mi hermano luchaba en otra troupe y yo lo iba a ver. En el ´66 a el le surge la posibilidad y se muda a vivir y luchar en Brasil con el catch. Un amigo suyo que estaba en el ambiente y me conocía me lleva tiempo después a probar con Karadagian. Recuerdo que llego al lugar y me encuentro con un montón de pibes, que estaba ahí para probarse también. Por suerte yo contaba a mi favor con la experiencia de venir de la lucha real. Esa agilidad fue determinante para causar una buena impresión y quedar: tras una demostración de solo 7 minutos Martín me dijo "ya está, mañana te venís a Uruguay con nosotros".

Contanos un poco sobre tu debut. Cuándo fue, tu rival, sensaciones de ese día.

Fue frente a El Cavernario. El tipo me llevaba como 20 años.

En el ambiente pasaba como en el fútbol: al nuevo lo felpeaban; lo intentaban siempre opacar, justamente por el temor de que ocurriese a la inversa. Karadagian me decía "si te pegan, vos pegá también".

Una vez me agarró uno que se llamaba El Torero. Terminé escupiendo sangre. Un día me cansé: seguí el consejo de Martín y le rompí una silla en la espalda.

Poco tiempo tuve que pagar ese derecho de piso. Por esa experiencia previa en la lucha les agarré la mano y rápidamente se dieron cuenta de que yo podía estar sin problemas a la altura del desafío.

La gente al ver una lucha piensa que es algo del momento, pero mas allá de que pueda llegar a haber improvisación seguramente hay mucha práctica y ensayo detrás. ¿Es así?

Según el personaje que hacías, te ibas adaptando.

Si yo luchaba como Jorge Di Cicca o como El Leopardo, según el personaje eran las tomas y la coreografía. Pero la verdad no había mucha práctica. Era más improvisación. Salía bien porque uno conocía como se movía su rival. Por eso ese entrenamiento previo entonces no demandaba mas que un par de días.

De todos los personajes que interpretaste ¿El Caballero es el que más te identifica? ¿Hay alguno con el que no te hayas sentido cómodo?

Todos los personajes que hacía me gustaban. Sabía que Martín me los daba porque yo estaba capacitado para hacerlos y para armar la coreografía respectiva para cada uno.

La idea con algunos de ellos era que los pibes también aprendieran de historia. Acercábamos los épicos al público, como Ulises y El Cid Campeador, por ejemplo.

Y como interpretábamos a varios, por ahí íbamos 20 a una gira y terminaban presentándose 40 luchadores. En una de estas giras por Centroamérica, en 1975, recuerdo que éramos 10: los luchadores, 1 referí y 1 locutor. Yo terminaba una lucha, descansaba durante la siguiente que se daba y ya de vuelta entraba otra vez, a luchar como otro personaje. De ese viaje guardo un grato recuerdo. Por 3 meses recorrimos Nicaragua, Managua, Honduras, El Salvador, Puerto Rico, Miami, Costa Rica... Cada vez que llegábamos a un aeropuerto nos esperaba una multitud.

¿Te lesionaste alguna vez en el ring, en medio de alguna contienda en vivo?

Me lesioné una vuelta en una práctica. Yo iba a hacer a Míster Moto (ya estaba arreglado, con promoción y todo) pero por ese problema terminó reemplazándome Alejandro Rodrigo con ese personaje.

¿Recordás alguna anécdota de algo hilarante que haya surgido con algún compañero durante algún ensayo o una pelea?

¡Si! Hay varias...

Recuerdo una, en Ecuador, durante una presentación. Había un montón de gente. Estaba por luchar con el Koreano Sun. Yo salgo primero y después aparecía el, que era el malo. El tipo venía un poco descompuesto por algo que había comido y le había caído mal. Nadie lo sabía. Cuando llega al ring resulta que levanta una pierna para golpearlo y ahí se caga encima. No me olvido más. Tenía un pantalón de judo. Se vio todo. Yo empecé a hacer piruetas para llamar la atención y distraer a la gente, pero todos se dieron cuenta enseguida.

Después otra parecida ocurrió con William Boo, que antes de ser árbitro luchaba con mi hermano en el estadio Babilonia que estaba en Retiro, frente a la Torre de los Ingleses. Estábamos en el hotel el Gran Paraguay. De pronto lo vemos salir corriendo hacia un baño, debajo de una escalera (fue el primero que encontró). ¡No va que se queda trabado ahí adentro! Tuvieron que venir los bomberos. Primero lo lavaron con la manguera y después lo rescataron. Los testigos esa vez, fueron solo los que estaban en el hotel.

¿Cuál fue tu lucha más importante?

Yo hice muchísimos personajes. El Cid Campeador, El Androide, El Hombre Vegetal, El Leopardo, Remo (de Rómulo y Remo). Incluso una vuelta fui protagonista de la lucha de cierre en el Luna Park contra Martín, caracterizado como el Leopardo como reconocimiento a mi desempeño durante ese año. Pero no hubo ninguna en particular para mí más importante que otra. Cada una entraña un recuerdo diferente, aunque a la vez igual de lindo.

Contanos sobre tus proyectos actuales.

Después de Titanes y tras la muerte de Martín, armé una troupe propia de astros del ring con la que hacíamos presentaciones. Después me dediqué de lleno al gimnasio. Desde hace un par de años comenzó a venir mucha gente. Entre ellos llegó Germán Gorrassi, un amigo muy querido con el que creamos Expo Lucha (https://expoluchatv.com/).

El gimnasio está en Piedras 1332, abierto al público. Pero eventos no tenemos por ahora previstos por el tema de la pandemia.

¿Qué consejos le das a quienes quieren seguir tus pasos?

Mente sana, cuerpo sano. El proverbio griego.

Que los padres manden a los pibes a practicar cualquier tipo de deporte. Todo lo vinculado al deporte es saludable, les va a enseñar respeto y valores. Y los va a mantener alejados de las pantallas.

Acá el enlace a un documental muy interesante, que repasa su vida: