NIGHT OF THE LIVING DEAD
AÑO: 1968
Durante la larga historia del cine, películas de zombies han proliferado por doquier.
Y cuenta esa misma historia que el puntapié inicial dentro de este subgénero del terror lo dieron los hermanos Halperin con White Zombie en 1932 (aquella magistral producción del cine clásico que protagonizó el gran Bela Lugosi). Pero fue sin dudas La Noche de los Muertos Vivientes la obra que catapultó a estos siniestros personajes al estrellato, consolidándolos como sinónimo inequívoco del concepto apocalíptico. Claro que aquí aun no se los llega a apreciar desmembrados o putrefactos como uno actualmente los concibe, pero sí ya marcando esos rasgos de violencia y sed por la carne humana que los sabe definir. Lo destacable es que nada más que eso hacía falta para impresionar al espectador, cuando hoy un film de este estilo necesita centrarse en tirar mano del aspecto de estos seres para alcanzar el mismo objetivo.
El argumento gira alrededor de un grupo de sobrevivientes atrincherados en una granja que hacen lo que pueden para evitar el ataque de esa voraz horda que los rodea. "Nada original", con certeza opinará el lector a estas alturas... Pero lo cierto es que sí lo fue en aquel entonces. Como todo buen clásico, para ingresar a este selecto segmento un largometraje debe valerse de buenas actuaciones y de ofrecer una historia original para contar, que acá está. Y de hecho hay que reconocer que dicha historia se encuentra en este caso varios escalones por encima de las actuaciones (por lo menos de las de buena parte del reparto). No sólo fue una novedad sufrir junto a ese puñado de personas comunes y corrientes que se vio de un instante a otro acorralado sino también atestiguar como dentro de ese tenso ambiente puede aflorar la miseria humana y la violencia, incitadas por la necesidad de sobrevivir a cualquier costo. Además fue una novedad (shockeante, por cierto) presentar escenas donde se ve a los muertos vivos devorando ávidamente miembros humanos y sus órganos internos. Y ni hablar de la impresión producida por aquella niña herida en el sótano que termina falleciendo y retornando gracias a esa radiación extraterrestre que produce ese misterioso efecto en el organismo que lo hace posible.
Para sintetizar: estamos acá frente a una obra maestra que hoy en día puede generar más gracia que miedo, pero que sin dudas fue el puntapié que posibilitó que nuestros amigos zombies pasasen a ocupar desde entonces un lugar protagónico dentro del cine clásico (y bizarro también) de terror.